Por fin se ha desatado
el nudo que ligaba
los lagrimales
al dique seco.
Por fin esta madeja
de nervios invisibles
se transmuta en hilera
imantada a aquel nombre.
Ese desasosiego
vuelve a tener dueño
al compás de su llanto.
Encontrarse perdida
y el dolor de su olvido,
paradójicamente,
devolverla a esta vida.
24 marzo 2008
Malson
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario