20 mayo 2008
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Jirafa
Tú hablas de tú
a los árboles,
penetras con tu pregunta
entre las ramas,
no quieres nada de los pájaros,
como no quieres nada de la hierba;
tú sólo quieres lo que sabe
a verde sin tristezas,
quieres el verde más inalcanzable.
Eres la gran apasionada de las hojas,
la gran apasionada de lo intacto,
buscas el verde que no existe en esta tierra,
eres la gran platónica.
Fabio Morábito, De lunes todo el año ed: Joaquín Mortiz, 1992.
colocado ahí. más
allá de ese límite más
allá.
ya no se sufre.
lo entrego a dispersión.
al olvido del mar.
cuerpo descosido de ti.
saludo hasta el goce
desierto
Martine Broda, Deslumbramientos, Linteo Poesía, 2009.
Junto al árbol
Árbol, junto a ti
árbol soy,
cuerpo inerte en baño glacial sumergido.
El cielo resplandece,
la amistad no deslumbra.
Y el invierno se afirma,
flor entre las flores.
Árbol, junto a ti,
árbol soy.
Frío que estremece.
En agua helada, glacial,
tú y yo, día y noche, sumergidos.
Kim Namjo (2003), Antología poética, Madrid: Verbum.
Flor serena
Alma,
dejemos de partir volando como pájaros.
Alma,
Dejemos de aparecer como nubes
y volver como lluvia.
¿Me convertiré en un pozo quieto que no va ni viene?
¿O seré mejor una flor serena?
So Chongju (2000), Poemas de un niño vagabundo de 80 años, Madrid: Verbum.
El alma ama el tiempo ajeno. Sólo así puede salir de sí y olvidar su monólogo; también así puede hablar a través del otro que ama, porque es la extrañeza de éste. Amar es conversar con un extraño. Conversar es amar a un extraño. Conversamos sobre el amor cuando nos hemos convertido en extraños: entonces somos pura conversación, fluimos incesantes hacia el otro que viene y corre hacia nosotros conversando, amando, convertido ya a sí mismo, a su silencio; sin mirar atrás, en donde queda su ser conocido, repetido.
Vega, A. (2004). El bambú y el olivo. Barcelona: Herder.
ME DEJARÉ MORIR EN TU SILENCIO...
Me dejaré morir en tu silencio,
que de noche me diste de comer
los frutos del cerezo
en tu alcoba de sombras
sangrantes de perfume
y nada más deseo.
Me dejaré morir en tu silencio.
Clara Janés "Kampa" 1986
Pòrtic
Jo porto dintre meu
per fer-me companyia
la solitud només.
La solitud immensa
de l'estimar infinit
que voldria ésser terra,
aire i sol, mar i estrella,
perquè fossis més meu,
perquè jo fos més teva.
Rosa Leveroni
Gràcies, oh déus! d'aquest amor sens joia
vestit d'humilitat i argila fràgil.
Gràcies, oh déus! d'aquest dolor que em cega
si feu que plenament pugui cantar-los.
Rosa Leveroni
Lo último que me queda
-lamento de un vagabundo-
Lo último que me queda
es solo la sepultura de mi amor cubierta de hierbas
en un valle de mi pueblo natal.
Y solo una lágrimas oscuras que caen sobre ella.
Sólo el cielo de mi pueblo
que entra por la mar azul de mis ojos.
Solo el bello azul aguado del cielo
como el color olvidado de la cerámica de la dinastía Li.
Desde lo profundo del abismo celestial
me llega un sonido sin sonido:
¿por qué tardaste, de dónde vienes?
Sólo el espíritu de mi amor, sin carne ni hueso,
que viene gritándome.
So Chongju (2000), Poemas de un niño vagabundo de 80 años, Madrid: Verbum.
Moi qui ne crains pas les peines cruelles
Je ne vivrai pas sans souffrir un jour
Quand vous en serez au temps des cerises
Vous aurez aussi des peines d'amour
Jean-Baptiste Clément (1866)
2 comentarios:
Una preciosidad de libro :)
Bienvenido de nuevo.
Un abrazo.
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