23 junio 2008
Solsticio de deseo
tu cuerpo hebra
que el xaloc ondula
entre las estrellas
te mecerías en dunas
de talco dorado
envuelta en vapor
de jazmín soñoliento
el camino del alba
deslizaría en tu cuello
velos transparentes
de poemas nuevos
marisma en tu vientre
que el deseo navega
a cámara leve
en la noche lenta
silbido anotado
girado en sus yemas
caprichosa entinta
de dulce pereza
marea en sus manos
amalgama en sinergia
espirales de sus venidas
a la atalaya de tus venas
escorrentía de sueños
que acompaña el peso
de su materia
si yo fuera ella
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
9 comentarios:
"Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero,
que muero porque no muero."...
!?...passavo per un saluto!
Pues gracias por tu visita, rosa, vuelve cuando quieras.
Pues gracias por tu visita, rosa, vuelve cuando quieras.
En la teua mirada, sota el fulgor del teu tímid sonriure, en el silenci que ens ha lligat...
Bailar extasiados bajo la luz de las Estrellas,
cantar invocaciones pasadas alrededor del Fuego,
sumergirse con devoción en las profundidades de las Aguas y penetrar con anhelo en el Corazón de la Madre Tierra...
Simplemente VIVIR y RESPIRAR...
Un besot.
Isthar
Isthar, he tornat a buscar el que vaig escriure pensant en tu l'altre dia però no ha deixat rastre...
no té importància, al cap i a la fi.
Espere que et sentas a gust en aquest indret, de nou.
A mi m'agraden les empremtes que em regales cada volta que hi tornes.
Un bes.
Hola... te invito a conocer la amiga de la infinita rareza.
Precioso poema, annabel, te pido por favor que me digas si deseas que cambie el nombre de mi poema "El sabor de las cerezas", no tengo inconveniente en hacerlo, pues no quisiera que hubiese un mal entendido, no conocía tu blog, es mi primera visita.
Saludos cordiales,
Catalina, no creo que tengas que cambiar el título... ¿por qué? El sabor de las cerezas depende de tantas cosas, entre otras de cuál se esté tomando entre las decenas de variedades que existen. ;)
Para mí la coincidencia ha sido una grata sorpresa.
Un abrazo.
Annabel.
Gracias, Annabel, me quedé preocupada, te lo confieso. Esas casualidades son sorprendentes, a veces no tanto, pues las cerezas nos inspiran.
Publicar un comentario