Llega hasta mí tu espíritu
derramado de cielo
desramado invocándome
sin límites
ni savia
ni barro
sólo ondas sonoras armónicas con mis ejes
me alcanza y bajamos por las colinas
sobre las que construíamos tejados
de pizarra negra
llegas a mí (amor mío)
la crisálida se ofrenda a la estela que dió sombra
a tus huesos
lo dejamos todo
las casas donde nacimos
los umbrales
el musgo de las esquinas
los portones labrados carcomidos
ya nada más necesitamos