01 abril 2009
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Jirafa
Tú hablas de tú
a los árboles,
penetras con tu pregunta
entre las ramas,
no quieres nada de los pájaros,
como no quieres nada de la hierba;
tú sólo quieres lo que sabe
a verde sin tristezas,
quieres el verde más inalcanzable.
Eres la gran apasionada de las hojas,
la gran apasionada de lo intacto,
buscas el verde que no existe en esta tierra,
eres la gran platónica.
Fabio Morábito, De lunes todo el año ed: Joaquín Mortiz, 1992.
colocado ahí. más
allá de ese límite más
allá.
ya no se sufre.
lo entrego a dispersión.
al olvido del mar.
cuerpo descosido de ti.
saludo hasta el goce
desierto
Martine Broda, Deslumbramientos, Linteo Poesía, 2009.
Junto al árbol
Árbol, junto a ti
árbol soy,
cuerpo inerte en baño glacial sumergido.
El cielo resplandece,
la amistad no deslumbra.
Y el invierno se afirma,
flor entre las flores.
Árbol, junto a ti,
árbol soy.
Frío que estremece.
En agua helada, glacial,
tú y yo, día y noche, sumergidos.
Kim Namjo (2003), Antología poética, Madrid: Verbum.
Flor serena
Alma,
dejemos de partir volando como pájaros.
Alma,
Dejemos de aparecer como nubes
y volver como lluvia.
¿Me convertiré en un pozo quieto que no va ni viene?
¿O seré mejor una flor serena?
So Chongju (2000), Poemas de un niño vagabundo de 80 años, Madrid: Verbum.
El alma ama el tiempo ajeno. Sólo así puede salir de sí y olvidar su monólogo; también así puede hablar a través del otro que ama, porque es la extrañeza de éste. Amar es conversar con un extraño. Conversar es amar a un extraño. Conversamos sobre el amor cuando nos hemos convertido en extraños: entonces somos pura conversación, fluimos incesantes hacia el otro que viene y corre hacia nosotros conversando, amando, convertido ya a sí mismo, a su silencio; sin mirar atrás, en donde queda su ser conocido, repetido.
Vega, A. (2004). El bambú y el olivo. Barcelona: Herder.
ME DEJARÉ MORIR EN TU SILENCIO...
Me dejaré morir en tu silencio,
que de noche me diste de comer
los frutos del cerezo
en tu alcoba de sombras
sangrantes de perfume
y nada más deseo.
Me dejaré morir en tu silencio.
Clara Janés "Kampa" 1986
Pòrtic
Jo porto dintre meu
per fer-me companyia
la solitud només.
La solitud immensa
de l'estimar infinit
que voldria ésser terra,
aire i sol, mar i estrella,
perquè fossis més meu,
perquè jo fos més teva.
Rosa Leveroni
Gràcies, oh déus! d'aquest amor sens joia
vestit d'humilitat i argila fràgil.
Gràcies, oh déus! d'aquest dolor que em cega
si feu que plenament pugui cantar-los.
Rosa Leveroni
Lo último que me queda
-lamento de un vagabundo-
Lo último que me queda
es solo la sepultura de mi amor cubierta de hierbas
en un valle de mi pueblo natal.
Y solo una lágrimas oscuras que caen sobre ella.
Sólo el cielo de mi pueblo
que entra por la mar azul de mis ojos.
Solo el bello azul aguado del cielo
como el color olvidado de la cerámica de la dinastía Li.
Desde lo profundo del abismo celestial
me llega un sonido sin sonido:
¿por qué tardaste, de dónde vienes?
Sólo el espíritu de mi amor, sin carne ni hueso,
que viene gritándome.
So Chongju (2000), Poemas de un niño vagabundo de 80 años, Madrid: Verbum.
Moi qui ne crains pas les peines cruelles
Je ne vivrai pas sans souffrir un jour
Quand vous en serez au temps des cerises
Vous aurez aussi des peines d'amour
Jean-Baptiste Clément (1866)
9 comentarios:
Muy Buena y muy conceptual, Annabel :)
¿Será que todas las formas de expresión vienen a formar parte per se de aquello que sólo ven lo que debería ser visto por todos?
La renuncia asolando la grada vacía.
Ummm, tengo que pensarlo.
Sería como entresacar del mármol la escultura ¿más o menos?
Excelente reflexión poética.
El último verso es de antología, una delicia.
Un abrazo
y renunciamos a algo...cuando nos estrellemos contra la corteza de lo que somos.
besos alados
concepto y composición magnífica.
Dura y abstracta... ¿nos acercamos a Valente?
Y para saber dónde hemos llegado, hay que mirar nuestras pisadas, ¿no? Un vistazo y seguir andando.
Y las gradas vacías llenarlas con el eco.
Siempre he encontrado en tus escritos, Annabel, un exquisitez de profundo abismo.
La primera frase ha sido tan significativa para mí...
Un abrazo.
I enjoyed the return for not waiting. Its beautiful and captures the mood in London.
Who is the speaker?
―La renuncia asolando la grada vacía.
―“Hay un tiempo de abrazar y un tiempo de abstenerse de abrazar... Dice el Eclesiastés”
―La renuncia asolando la grada vacía. ―Volvió a cantar la Elfa.
―Palabras del cuarto camino, palabras del tercer gran saber de los Vedas. Inquietudes de los corazones encrucijados.
―Me arrojo a la poesía para no salir despedida contra las rocas ―Dijo la Elfa mientras bailaba entre las ramas del Gran Cedro.
―Como Elfa de estos bosques has aprendido con maestría el uso del Arco y de las Flechas. Tus palabras son certeras.
―Pero mi cuerpo produce agua y sangre desde un espacio acolchado que no me da tregua. ―Susurró la Elfa.
―¿Has olvidado la magia del escudo que te protege? ¿Has olvidado el nombre del Árbol que emblemas?
―¡Cómo olvidar el fruto del Cerezo, mi estandarte, y aún menos su sabor! ―Contestó la Elfa con sorpresa.
―Recuerda, querida niña, que la semilla del cerezo es fuerte como el corazón de los más valerosos Guerreros y, sin embargo, su flor, en japonés Sakura, es símbolo de Amor. Dos buenas combinaciones ligadas a tu destino: amor y fuerza. ¿O diríamos la Fuerza del Amor?
El recuerdo de sí misma, de su nombre, de su destino ligado a ese sabor, hizo que la Elfa pensativa caminara hacia el borde del camino. Se sentó en el Tótem de piedra y fijó la vista en los cerezos florecidos. Bajo sus pies crecían florecillas de manzanilla, hinojo y menta. Como en un ritual aprendido en su niñez absorbió los aromas, la quietud, la belleza escondida tras las hojas. Mientras Portia se acercó a los cerezos y cogió siete flores inmaculadas. Con un soplo de su aliento dibujó una corona y honró a la Elfa depositándosela en sus cabellos. Entonces una sonrisa sincera brotó de los ojos de la Elfa.
―Sonríe, querida niña, pues la sonrisa es la puerta de la paz. Y sumérgete en el aroma de estas flores, fascinantes flores de cerezo, porque se desvanecen con el viento en el mismo momento que alcanzan su perfección. ―Le dijo Portia mientras extendía sus alas para partir.
―No te vayas todavía, espera. Me agita lo desconocido que no puedo ver y prolifera en mis tejidos que hay que expulsar contrayéndose.
―No temas, Nerwen. Estás siendo llamada a explorar tu propia herencia, que va ligada al bosque en el que vives y a la tierra sobre la que caminas. Pronto verás los viejos caminos perdidos para la vista de los otros, caminos mantenidos en secreto por los espíritus de estos bosques sagrados y también, pronto, beberás de los pozos sagrados y los manantiales cristalinos, enterrados bajo esta tierra.
Flores de cerezo en tus cabellos.
Nimue.
“Las almas blancas me dieron entonces su ternura y lloraron mis crueldades y mis desvíos, mientras los dedos pálidos y ardientes deshojaban las margaritas que guardan el secreto de los corazones”
Valle-Inclán, Sonata de invierno.
Anabel, no sé cómo sería. Salió así. Mil gracias por tu comentario.
Noray, un gusto leerte. Me alegra tu entusiasmo. ^^
Juan, te agradezco las palabras. Besos alados de vuelta.
Jorge, siempre acepto tus sugerencias y lo sabes. ¿Toca Valente? vale, me apunto. Ni idea de si nos acercábamos, lo miraré.
Bibiana, es una gran satisfacción (y no exagero) llegar a personas como tú a través de mis pequeños (y no es falsa modestia) poemas. Lo que decía, en la entrada del aniversario del blog, de la magia de este medio y todo eso... Un abrazo. Y enhorabuena por tu obra, estuve leyéndote.
Nimue, me has dejado un regalo precioso, lleno de magia. Me ha gustado muchísimo. Un beso grande. Cuídate, niña.
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